Revista electrónica Año IV, No. 7, 26 de septiembre de 2009
NOTICIAS







Por: Facultad de Ciencias de la Salud

 

La desnutrición infantil: un freno al desarrollo

La desnutrición infantil es una violación al derecho fundamental de la niñez a la alimentación y nutrición, reconocido en diferentes instrumentos legales internacionales desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en el año 1948 y en particular por la Convención de los Derechos del Niño, emitida en 1989. Este derecho humano fundamental ha sido permanentemente refrendado por otros foros y acuerdos mundiales.

Estadísticas y datos sobre la desnutrición infantil

El hambre y la desnutrición afectan a cerca de 53 millones (10 por ciento) de personas de América Latina y el Caribe. Casi 9 millones (16 por ciento) de niñas y niños menores de cinco años padecen desnutrición crónica o retardo en talla.

De los países de la región, Guatemala es el país que registra la más alta prevalencia de niños con desnutrición crónica (49%), seguido de Honduras (29%) y Bolivia (27%).

Brasil y México concentran más del 40 por ciento del total de casos de baja talla para la edad por su elevada densidad demográfica, aunque no tienen prevalencias tan elevadas (11% y 18% respectivamente).

Además de los 9 millones de niños desnutridos, se estima que hay 9 millones adicionales que están en riesgo de desnutrirse o que en la actualidad presentan algún grado leve de desnutrición, haciendo un total aproximado de 18 millones de niñas y niños que necesitan atención inmediata preventiva para evitar un mayor deterioro en su estado nutricional. De este total, aproximadamente 13 millones tienen menos de 3 años de edad, etapa crucial para intervenir y evitar daños irreversibles por el resto de sus vidas.

Existen suficientes evidencias científicas y empíricas que demuestran que la desnutrición en las niñas y niños menores de tres años tiene un impacto negativo durante todo su ciclo de vida. Los niños que se desnutren en sus primeros años están expuestos a mayores riesgos de muerte durante la infancia, y de morbilidad y desnutrición durante todo el ciclo vital. La desnutrición limita su potencial de desarrollo físico e intelectual a la vez que restringe su capacidad de aprender y trabajar en la adultez.

La desnutrición impacta negativamente en la salud, la educación y la productividad de las personas e impide el desarrollo de los países de la región. Los efectos negativos se producen en el corto, mediano y largo plazo. Según el Estudio del Costo del Hambre para Centroamérica y la República Dominicana (PMA/CEPAL) lanzado oficialmente por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, el 3 de junio de 2007 en la Ciudad de Panamá, los costos asociados a la desnutrición infantil ascendieron en el 2004 a más de 6 mil millones de dólares en los países estudiados.

Los promedios regionales y nacionales ocultan grandes disparidades entre países y al interior de los países; estas brechas se relacionan con factores étnico-culturales, geográficos y económicos.

La desnutrición crónica infantil se concentra particularmente en las poblaciones pobres e indígenas que habitan en las zonas rurales más aisladas o en la periferia urbana, y en su mayoría son herederos de las condiciones socio-económicas desfavorables. En estas poblaciones la prevalencia de la desnutrición crónica supera el 70 por ciento. La mayoría de estos niños y niñas son víctimas del ciclo intergeneracional de pobreza y desnutrición.

“El Hambre Oculta”

Las deficiencias de vitaminas y minerales, conocidas como deficiencias de micronutrientes o “hambre oculta”, también constituyen problemas nutricionales severos en la región y se relacionan directamente con la desnutrición crónica, en especial los desórdenes causados por las deficiencias de hierro, cinc, yodo y vitamina A.
La anemia es el problema nutricional más grave y se extiende a lo largo de todos los países de la región sin diferenciar estratos socio-económicos, mostrando prevalencias en niñas y niños menores de 5 años de alrededor del 50%; este promedio es superior en Haití (65.8%) y en países de la Sub-región Andina (Bolivia 51.6%; Perú 50.4%; y Ecuador 50.2%).
Los grupos más afectados son los niños y niñas menores de dos años y las mujeres embarazadas, en particular si son indígenas, dentro de los cuales las prevalencias ascienden al 80%.
Lamentablemente la desnutrición crónica a menudo es “invisible” para la sociedad en su conjunto e imperceptible para las personas que la padecen. La manifestación inmediata de corta talla para la edad no permite vislumbrar los daños irreparables ni sus futuras implicaciones, tanto para las propias niñas y niños como para los países.

La desnutrición infantil se ve constantemente agravada en América Latina y El Caribe, por ser una región de alta vulnerabilidad a los desastres naturales. Cada año se producen entre 25 y 30 desastres naturales (entre pequeños y grandes) los cuales afectan a unos 30 millones de personas, siendo en su mayoría niñas y niños menores de 5 años. Los efectos de estos desastres naturales destruyen los medios de vida de las familias y empeoran la difícil situación nutricional de los grupos más vulnerables.

Información proporcionada por el programa mundial de alimentos:


http://www.onu.org.pe/upload/infocus/pma_desnutricioninfantil.pdf




 

 

 

 

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