Por: Facultad de Ciencias de la
Salud
La desnutrición infantil: un
freno al desarrollo
La desnutrición infantil es una violación al
derecho fundamental de la niñez a la alimentación
y nutrición, reconocido en diferentes instrumentos legales
internacionales desde la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, promulgada en el año 1948 y en particular
por la Convención de los Derechos del Niño, emitida
en 1989. Este derecho humano fundamental ha sido permanentemente
refrendado por otros foros y acuerdos mundiales.
Estadísticas y datos sobre la desnutrición
infantil
El hambre y la desnutrición afectan a cerca de 53 millones
(10 por ciento) de personas de América Latina y el Caribe.
Casi 9 millones (16 por ciento) de niñas y niños
menores de cinco años padecen desnutrición crónica
o retardo en talla.
De los países de la región, Guatemala es el
país que registra la más alta prevalencia de niños
con desnutrición crónica (49%), seguido de Honduras
(29%) y Bolivia (27%).
Brasil y México concentran más del 40 por ciento
del total de casos de baja talla para la edad por su elevada
densidad demográfica, aunque no tienen prevalencias tan
elevadas (11% y 18% respectivamente).
Además de los 9 millones de niños desnutridos,
se estima que hay 9 millones adicionales que están en
riesgo de desnutrirse o que en la actualidad presentan algún
grado leve de desnutrición, haciendo un total aproximado
de 18 millones de niñas y niños que necesitan
atención inmediata preventiva para evitar un mayor deterioro
en su estado nutricional. De este total, aproximadamente 13
millones tienen menos de 3 años de edad, etapa crucial
para intervenir y evitar daños irreversibles por el resto
de sus vidas.
Existen suficientes evidencias científicas y empíricas
que demuestran que la desnutrición en las niñas
y niños menores de tres años tiene un impacto
negativo durante todo su ciclo de vida. Los niños que
se desnutren en sus primeros años están expuestos
a mayores riesgos de muerte durante la infancia, y de morbilidad
y desnutrición durante todo el ciclo vital. La desnutrición
limita su potencial de desarrollo físico e intelectual
a la vez que restringe su capacidad de aprender y trabajar en
la adultez.
La desnutrición impacta negativamente en la salud,
la educación y la productividad de las personas e impide
el desarrollo de los países de la región. Los
efectos negativos se producen en el corto, mediano y largo plazo.
Según el Estudio del Costo del Hambre para Centroamérica
y la República Dominicana (PMA/CEPAL) lanzado oficialmente
por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, el 3 de junio
de 2007 en la Ciudad de Panamá, los costos asociados
a la desnutrición infantil ascendieron en el 2004 a más
de 6 mil millones de dólares en los países estudiados.
Los promedios regionales y nacionales ocultan grandes disparidades
entre países y al interior de los países; estas
brechas se relacionan con factores étnico-culturales,
geográficos y económicos.
La desnutrición crónica infantil se concentra
particularmente en las poblaciones pobres e indígenas
que habitan en las zonas rurales más aisladas o en la
periferia urbana, y en su mayoría son herederos de las
condiciones socio-económicas desfavorables. En estas
poblaciones la prevalencia de la desnutrición crónica
supera el 70 por ciento. La mayoría de estos niños
y niñas son víctimas del ciclo intergeneracional
de pobreza y desnutrición.
“El Hambre Oculta”
Las deficiencias de vitaminas y minerales, conocidas como deficiencias
de micronutrientes o “hambre oculta”, también
constituyen problemas nutricionales severos en la región
y se relacionan directamente con la desnutrición crónica,
en especial los desórdenes causados por las deficiencias
de hierro, cinc, yodo y vitamina A.
La anemia es el problema nutricional más grave y se extiende
a lo largo de todos los países de la región sin
diferenciar estratos socio-económicos, mostrando prevalencias
en niñas y niños menores de 5 años de alrededor
del 50%; este promedio es superior en Haití (65.8%) y
en países de la Sub-región Andina (Bolivia 51.6%;
Perú 50.4%; y Ecuador 50.2%).
Los grupos más afectados son los niños y niñas
menores de dos años y las mujeres embarazadas, en particular
si son indígenas, dentro de los cuales las prevalencias
ascienden al 80%.
Lamentablemente la desnutrición crónica a menudo
es “invisible” para la sociedad en su conjunto e
imperceptible para las personas que la padecen. La manifestación
inmediata de corta talla para la edad no permite vislumbrar
los daños irreparables ni sus futuras implicaciones,
tanto para las propias niñas y niños como para
los países.
La desnutrición infantil se ve constantemente agravada
en América Latina y El Caribe, por ser una región
de alta vulnerabilidad a los desastres naturales. Cada año
se producen entre 25 y 30 desastres naturales (entre pequeños
y grandes) los cuales afectan a unos 30 millones de personas,
siendo en su mayoría niñas y niños menores
de 5 años. Los efectos de estos desastres naturales destruyen
los medios de vida de las familias y empeoran la difícil
situación nutricional de los grupos más vulnerables.
Información proporcionada por el programa mundial de
alimentos:
http://www.onu.org.pe/upload/infocus/pma_desnutricioninfantil.pdf