Por: Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales: Dr. Víctor Gálvez Borrell
Los inicios de la Ciencia Política
y la fundación de su Facultado en la URL
En 2009, se conmemora el 20 aniversario de fundación
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la
URL pero también, el 40 aniversario del inicio de la
enseñanza en Ciencia Política, representado en
la creación del Instituto de de Ciencias Político-Sociales,
en 1969. Existe entonces, un doble contenido simbólico
en esta fecha de finales del año 2009.
Dentro Del contexto arriba indicado, resulta importante abordar
el tema de los orígenes y características de la
Ciencia Política en Guatemala. Ahora bien, para situar
mejor este tema, interesante hacer un resumen sobre los Inicios
de la Ciencia Política en América Latina, porque
es muy posible que encontremos similitudes y algunas diferencias,
entre lo que sucedió en América Latina y lo que
pasó en Guatemala en aquellos años.
Los orígenes de la ciencia política en América
Latina se sitúan en la década de 1960, en un contexto
de gran movilización social y confrontación ideológica.
Fueron como muchos recordarán, años políticamente
difíciles en el continente. No había terminado
de consolidarse la enseñanza de la ciencia política,
cuando de produjo una serie de golpes de estado sucesivos, sobre
todo en América del sur. Fueron años de gran tensión
e inestabilidad.
Lo anterior produjo lo que el profesor David Altman, de la pontificia
universidad católica de chile, llamó un “doble
exilio”: por una lado, la retirada de muchos profesores
que perdieron sus trabajos o que voluntariamente se retiraron,
pero sin abandonar sus países y se trasladaron a centros
privados de investigación y ONG de menor perfil, que
subsistieron con el apoyo de la cooperación internacional.
Por el otro lado, el otro grupo que se trasladó al extranjero,
produciéndose así, un gran reacomodo. En este
sentido, hubo dos países de destino que interesaron a
los estudiosos de las ciencias sociales en aquellos años.
El centro más importante de atracción fue México
y el segundo país fue, Costa Rica.
Hay una segunda característica de la ciencia política
en América Latina, además de la de sus orígenes
en la década de 1960. Ella guarda relación con
la estrecha vinculación que se registró entre
la ciencia política con otras disciplinas académicas,
que podrían considerarse antecesoras: el derecho, la
filosofía y la sociología. Así, en los
años sesenta, muchos de los que enseñaron o se
dedicaron a la investigación en ciencia política
habían sido abogados, graduados en filosofía y
letras o sociólogos. Es más, muchos sociólogos
también habían sido el primero, abogados. Y esta
relación inicial, aun se percibe en la actualidad. Por
ejemplo, el Profesor Claudio Fuentes, que fue director de FLACSO-Santiago
de Chile, decía que en 2005, más del 90% de los
profesores que enseñan Ciencia Política en ese
país, provienen de otras disciplinas. Esto significa
que están incorporados a la docencia, se han especializado
en Ciencia Política pero estudiaron originariamente otra
materia.
Aparte de estas disciplinas que fueron antecesoras de la Ciencia
Política, como el Derecho, la Filosofía y la Sociología,
hay otra característica, que es la proximidad con la
Antropología y con la Economía, ello ocurrió
sobre, todo en los países andinos, en México y
en Guatemala, como consecuencia del por el peso e importancia
de la población indígena.
Una última característica de la ciencia política
a señalar en América Latina, es la relación
entre ciencia y política: una relación que entre
los latinoamericanos ha tendido a ser más estrecha y
en otros países, como en EE.UU., más distante.
Precisamente en EE.UU., la academia norteamericana se formó
separándose de la práctica política. En
América Latina por el contrario, ha habido una comunicación
y un tránsito más fluido entre la enseñanza
de la Ciencia Política y la Política Práctica;
es decir, entre la política como disciplina académica
y la política como actividad.
Lo anterior se evidencia en el fenómeno del “doble
exilio”, cuando se produjeron los golpes de estado sucesivos
y las dictaduras militares. pero también se vuelve a
notar cuando se restaura la democracia en el continente y entonces,
los académicos que regresaron a sus países luego
de haber vivido décadas fuera o bien salieron de las
catacumbas, como dice la profesora Argentina Catalina Smulovitz,
para referirse a los que se quedaron pero alejados de las universidades,
refugiados en centros de investigación y ONG, entonces
regresan y se vinculan de nuevo al estado y participan en los
nuevos gobiernos democráticos.
Veamos ahora el Nacimiento de la Ciencia Política en
Guatemala. Se encuentran aquí, varias similitudes con
lo que sucedió en el resto de América Latina.
Primero, coinciden los años. En efecto en Guatemala aparece
la Ciencia Política a finales de la década de
1960: en 1968 y 1969, en la Universidad de San Carlos y en la
URL (las únicas universidades que existían en
esos años) y promovidas por la misma persona: el profesor
alemán Josep Thesing, Doctor Honoris causa por la URL.
En efecto el Doctor Thesing, en conversación por separado
con cada uno de los dos Rectores, el de la USAC y el de la URL,
convino en impulsar estudios de ciencia política por
primera vez en Guatemala, en forma sistemática y académica.
De allí nacerían la futura escuela de Ciencia
Política de la USAC y el instituto de Ciencias Políticas
y Sociales de la URL.
Las razones de este interés, compartido por Thesing,
los Rectores y otros académicos que se fueron sumando
a la idea, tenían que ver con la ausencia de estudios
académicos sobre ciencia política en Guatemala
y en general, sobre ciencias sociales, pero también con
una confianza en la función de la ciencia. Existía
la idea que el estudio y el conocimiento científico de
los fenómenos sociales y políticos, ayudaría
a mejorar el entendimiento de la sociedad guatemalteca, a crear
un lenguaje común y quizás, a distensionar una
situación que se estaba polarizando cada día más,
a través de puentes de comunicación.
Hay que recordar, que en 1963, se había producido un
golpe de estado que originó el primer gobierno encabezado
por el ejército de en Guatemala. El mismo se extendió
directamente de 1963 a 1966. En igual forma que en 1969 estaba
concluyendo, con grandes dificultades, el gobierno del partido
revolucionario, que sería sustituido por el del Coronel
Arana y que en esos años, se había instalado el
conflicto armado. Un conflicto armado del que, como sucedería
en El Salvador, era cada vez más difícil mantenerse
al margen. En efecto, el mismo se convirtió en una experiencia
globalizadora y aunque muchos no participaban en uno o en otro
bando, se creó un clima de sospecha e incertidumbre que
hacia que las personas estuvieran convenidas de lo contrario.
Ello se sintetizó en una frase muy común en aquella
que se pronunciaba cuando alguien aparecía asesinado
o desaparecía, se decía “ese, en algo andaba
metido”.
En este sentido y así como sucedió en América
del Sur, en Guatemala también el contexto en el que surgió
la ciencia política fue muy polarizado y se produjo un
exilio interno: En efecto, al revisar por ejemplo la lista de
los profesores y de los autores de artículos en la revista
Estudios Sociales, que editó el instituto de ciencias
políticas y sociales de la URL en su primera época:
(entre 1970 y 1973), se constatan varios nombres de académicos
que nunca más volvieron a enseñar, a escribir
y que salieron del país.
Adicionalmente a los anteriores, otra característica
presente en los orígenes de la ciencia política
en América Latina, que también se produjo en Guatemala,
fue la relación con otras disciplinas antecesoras como
el Derecho, la Filosofía y la Economía. Sobre
todo, con el Derecho. Si revisamos los nombres de los profesores
y los directores del Instituto de Ciencias Políticas
y Sociales, se encuentran abogados y economistas en su mayoría.
La proximidad con la Antropología, es igualmente, otro
rasgo distintivo de la Ciencia Política en Guatemala.
Por ejemplo, en el último número de la Revista
Estudios Políticos que edita la comunidad de Ciencias
Políticas y Sociales de la URL, integrada por el INTRAPAZ,
el INGEP y la propia Facultad, de cuatro autores que escriben,
tres son antropólogos.
Esta relación entre la ciencia política y otras
disciplinas, aparecía en forma explícita en los
objetivos del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales
de la URL, que Ricardo Falla, antropólogo y quien fuera
su primer director, al igual que Josef Thesing, su director
adjunto, prepararon. Así, dentro de tales objetivos estaban:
“realizar en la enseñanza e investigación,
el concepto de las ciencias sociales integradas que abarcan
la Antropología, la Sociología, la Ciencia Política
y la Economía, para ofrecer una mejor asistencia científica
a las necesidades del desarrollo integral en Guatemala “
(Revista Estudios Sociales 1, julio 1970). Esta idea de las
ciencias sociales integradas, correspondería más
o menos, a las actuales del enfoque Interdisciplinario en el
abordaje de los fenómenos sociales. Es decir, a un enfoque
integrado que tome en cuenta los aportes de otras disciplinas.
Resumiendo entonces, la Ciencia Política apareció
en Guatemala en un contexto polarizado y de grandes conflictos
sociales. Inició en las dos universidades que funcionaban
en la época. Fue promovida por el mismo académico
alemán, quien encontró apoyo entre varios guatemaltecos
de posiciones ideológicas diferentes y nació dentro
de un clima de confianza y de esperanza en la función
cognoscitiva y humanizadora de la ciencia, para acercar posiciones
y crear un lenguaje común a través de la verdad.
Ricardo Falla definió en 1970 con esta frase, la misión
del instituto: “ante todo, el espíritu de este
instituto ha se ser el compromiso insobornable con la verdad
social en Guatemala” .
El Instituto de Ciencias Políticas y Sociales que se
fundó en 1969 en la URL, inició sus actividades
de docencia de postgrado, en 1970. Tuvo siete directores hasta
que se convirtió en 1989, en facultad. Luego de su primer
director, el padre jesuita y antropólogo Ricardo Falla,
se desempeñaron como tales: José Miguel Gaitán,
economista; ¡Héctor Villagrán, igualmente
economista; ¡ Edmundo Vázquez Martínez,
abogado,(Q.E.P.D.); Alberto Herrarte, abogado (Q.E.P.D.); Carlos
Escobar Armas, abogado; y Floridalma Meza, trabajadora social
y politóloga. Floridalma Meza fue así, la última
directora del instituto y la primera Decana de la facultad de
Ciencias Políticas y Sociales, cuando ésta se
fundó en 1989.
El Instituto y la facultad, editaron durante 23 años
(1970-1993) 50 números de la revista Estudios Sociales.
Esta, junto con la revista Política y Sociedad de la
Escuela de Ciencia Política de la USAC, fueron las publicaciones
seriadas. Más antiguas de ciencias sociales de Guatemala.
En 1994, la revista estudios sociales dejó de publicarse
por parte de la facultad. En el 2008, la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales logró editar una nueva revista:
espacios políticos que lleva dos números y tiene
en imprenta, el correspondiente a este año.
El profesor David Altman de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, a quien ya hemos citado al inicio, señalaba
que para 2005, la trayectoria de la ciencia política
en América Latina se caracterizaría por diferencias
y asimetrías importantes. Así, habría un
primer grupo de países, en los que existe una ciencia
política plenamente institucionalizada. Por tal se entendería
entre otros puntos, otorgar títulos en los tres niveles
-licenciatura, maestría y doctorado-, contar con un programa
permanente de investigación y con criterios muy estrictos
de evaluación, con carrera profesional y académica,
así como con condiciones que garantizarían la
inserción y el trabajo de profesores y graduados. Estos
serían los países grandes: Argentina, Brasil y
México.
Un segundo grupo de países en los que la ciencia política
ha avanzado, pero tiene todavía un camino que recoger,
formado por: Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay y Venezuela.
Y el tercer grupo, integrado por el resto de países,
en los que el trecho es todavía más largo.
Desde su fundación como facultad hasta hoy, esta unidad
académica ha crecido, se ha diversificado y sedimentado.
pasó en 1989, año de su fundación el de
tener 50 estudiantes inscritos en el campus central y 450 en
cuatro sedes regionales (Antigua, Zacapa, Jutiapa y Escuintla)
a contar en el años 2009, con 502 estudiantes en campus
central y 1,776 en nueve campus y sedes regionales, para totalizar
así, 2,278 estudiantes. Actualmente imparte licenciatura
y técnico en trabajo social en nueve campus y sedes regionales
y licenciaturas en ciencia política y relaciones internacionales
en el campus central y en el de Quetzaltenango. En igual forma,
sirve desde hace varios años, tres maestrías e
imparte otros cursos, diplomados y postgrados. Desde que empezó
con su función docente hasta la fecha, ha graduado a
2,407 profesionales, entre técnicos, licenciados y maestros,
en todas las carreras que ha impartido.
Además de la actividad docente que la facultad realiza,
asociados a ella se encuentran dos institutos: El Instituto
de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP) y el Instituto
de Transformación de Conflictos para la Construcción
de la Paz en Guatemala (INTRAPAZ). Por otra parte y con el apoyo
de la agencia holandesa NUFFIC, la facultad está realizando
juntamente con el INGEP, los trabajos de creación y preparación
de condiciones para una oferta docente en administración
pública y gestión territorial, orientada a la
formación de recursos humanos para fortalecer la administración
local, departamental, regional y nacional en el país.
Como parte de las orientaciones que la Rectoría actual
del Padre Rolando Alvarado ha dirigido a la facultad, se encuentran
que ésta termina de consolidarse como una unidad de formación
superior en Ciencia Política, Relaciones Internacionales
y Administración Pública, para el desarrollo humano
y social. Como parte de sus prioridades la facultad deberá:
a.- elevar la calidad, pertinencia e impacto de sus programas;
b.- mejorar su incidencia a nivel regional y nacional, c.- superar
las insuficiencias en la calidad de atención y en la
celeridad de los procesos académicos y administrativos.
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales no será
nunca una facultad de masas que gradué cientos de miles
de profesionales. Eso, porque ni las disciplinas que imparte
ni el mercado que las absorbe lo permitirían. Pero debe
ser una facultad altamente comprometida y preocupada con la
calidad académica.
Por último hay que reconocer que esta facultad es el
producto acumulativo y colectivo del trabajo de varios equipos,
que se han sucedido desde 1989 hasta ahora. Que el reconocimiento
a su labor es una forma de contribuir a la idea de la institucionalización
de la ciencia política en Guatemala; es decir, a la permanencia
y sedimentación más allá de la presencia
efímera de las personas, al insistir en su aporte permanente.