Revista electrónica Año IV, No. 9, 26 de noviembre de 2009
NOTICIAS







Por: Facultad de Ciencias Políticas y Sociales: Dr. Víctor Gálvez Borrell

 

Los inicios de la Ciencia Política y la fundación de su Facultado en la URL


En 2009, se conmemora el 20 aniversario de fundación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la URL pero también, el 40 aniversario del inicio de la enseñanza en Ciencia Política, representado en la creación del Instituto de de Ciencias Político-Sociales, en 1969. Existe entonces, un doble contenido simbólico en esta fecha de finales del año 2009.

Dentro Del contexto arriba indicado, resulta importante abordar el tema de los orígenes y características de la Ciencia Política en Guatemala. Ahora bien, para situar mejor este tema, interesante hacer un resumen sobre los Inicios de la Ciencia Política en América Latina, porque es muy posible que encontremos similitudes y algunas diferencias, entre lo que sucedió en América Latina y lo que pasó en Guatemala en aquellos años.

Los orígenes de la ciencia política en América Latina se sitúan en la década de 1960, en un contexto de gran movilización social y confrontación ideológica. Fueron como muchos recordarán, años políticamente difíciles en el continente. No había terminado de consolidarse la enseñanza de la ciencia política, cuando de produjo una serie de golpes de estado sucesivos, sobre todo en América del sur. Fueron años de gran tensión e inestabilidad.

Lo anterior produjo lo que el profesor David Altman, de la pontificia universidad católica de chile, llamó un “doble exilio”: por una lado, la retirada de muchos profesores que perdieron sus trabajos o que voluntariamente se retiraron, pero sin abandonar sus países y se trasladaron a centros privados de investigación y ONG de menor perfil, que subsistieron con el apoyo de la cooperación internacional. Por el otro lado, el otro grupo que se trasladó al extranjero, produciéndose así, un gran reacomodo. En este sentido, hubo dos países de destino que interesaron a los estudiosos de las ciencias sociales en aquellos años. El centro más importante de atracción fue México y el segundo país fue, Costa Rica.

Hay una segunda característica de la ciencia política en América Latina, además de la de sus orígenes en la década de 1960. Ella guarda relación con la estrecha vinculación que se registró entre la ciencia política con otras disciplinas académicas, que podrían considerarse antecesoras: el derecho, la filosofía y la sociología. Así, en los años sesenta, muchos de los que enseñaron o se dedicaron a la investigación en ciencia política habían sido abogados, graduados en filosofía y letras o sociólogos. Es más, muchos sociólogos también habían sido el primero, abogados. Y esta relación inicial, aun se percibe en la actualidad. Por ejemplo, el Profesor Claudio Fuentes, que fue director de FLACSO-Santiago de Chile, decía que en 2005, más del 90% de los profesores que enseñan Ciencia Política en ese país, provienen de otras disciplinas. Esto significa que están incorporados a la docencia, se han especializado en Ciencia Política pero estudiaron originariamente otra materia.

Aparte de estas disciplinas que fueron antecesoras de la Ciencia Política, como el Derecho, la Filosofía y la Sociología, hay otra característica, que es la proximidad con la Antropología y con la Economía, ello ocurrió sobre, todo en los países andinos, en México y en Guatemala, como consecuencia del por el peso e importancia de la población indígena.

Una última característica de la ciencia política a señalar en América Latina, es la relación entre ciencia y política: una relación que entre los latinoamericanos ha tendido a ser más estrecha y en otros países, como en EE.UU., más distante. Precisamente en EE.UU., la academia norteamericana se formó separándose de la práctica política. En América Latina por el contrario, ha habido una comunicación y un tránsito más fluido entre la enseñanza de la Ciencia Política y la Política Práctica; es decir, entre la política como disciplina académica y la política como actividad.

Lo anterior se evidencia en el fenómeno del “doble exilio”, cuando se produjeron los golpes de estado sucesivos y las dictaduras militares. pero también se vuelve a notar cuando se restaura la democracia en el continente y entonces, los académicos que regresaron a sus países luego de haber vivido décadas fuera o bien salieron de las catacumbas, como dice la profesora Argentina Catalina Smulovitz, para referirse a los que se quedaron pero alejados de las universidades, refugiados en centros de investigación y ONG, entonces regresan y se vinculan de nuevo al estado y participan en los nuevos gobiernos democráticos.

Veamos ahora el Nacimiento de la Ciencia Política en Guatemala. Se encuentran aquí, varias similitudes con lo que sucedió en el resto de América Latina.

Primero, coinciden los años. En efecto en Guatemala aparece la Ciencia Política a finales de la década de 1960: en 1968 y 1969, en la Universidad de San Carlos y en la URL (las únicas universidades que existían en esos años) y promovidas por la misma persona: el profesor alemán Josep Thesing, Doctor Honoris causa por la URL. En efecto el Doctor Thesing, en conversación por separado con cada uno de los dos Rectores, el de la USAC y el de la URL, convino en impulsar estudios de ciencia política por primera vez en Guatemala, en forma sistemática y académica. De allí nacerían la futura escuela de Ciencia Política de la USAC y el instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la URL.

Las razones de este interés, compartido por Thesing, los Rectores y otros académicos que se fueron sumando a la idea, tenían que ver con la ausencia de estudios académicos sobre ciencia política en Guatemala y en general, sobre ciencias sociales, pero también con una confianza en la función de la ciencia. Existía la idea que el estudio y el conocimiento científico de los fenómenos sociales y políticos, ayudaría a mejorar el entendimiento de la sociedad guatemalteca, a crear un lenguaje común y quizás, a distensionar una situación que se estaba polarizando cada día más, a través de puentes de comunicación.

Hay que recordar, que en 1963, se había producido un golpe de estado que originó el primer gobierno encabezado por el ejército de en Guatemala. El mismo se extendió directamente de 1963 a 1966. En igual forma que en 1969 estaba concluyendo, con grandes dificultades, el gobierno del partido revolucionario, que sería sustituido por el del Coronel Arana y que en esos años, se había instalado el conflicto armado. Un conflicto armado del que, como sucedería en El Salvador, era cada vez más difícil mantenerse al margen. En efecto, el mismo se convirtió en una experiencia globalizadora y aunque muchos no participaban en uno o en otro bando, se creó un clima de sospecha e incertidumbre que hacia que las personas estuvieran convenidas de lo contrario. Ello se sintetizó en una frase muy común en aquella que se pronunciaba cuando alguien aparecía asesinado o desaparecía, se decía “ese, en algo andaba metido”.

En este sentido y así como sucedió en América del Sur, en Guatemala también el contexto en el que surgió la ciencia política fue muy polarizado y se produjo un exilio interno: En efecto, al revisar por ejemplo la lista de los profesores y de los autores de artículos en la revista Estudios Sociales, que editó el instituto de ciencias políticas y sociales de la URL en su primera época: (entre 1970 y 1973), se constatan varios nombres de académicos que nunca más volvieron a enseñar, a escribir y que salieron del país.

Adicionalmente a los anteriores, otra característica presente en los orígenes de la ciencia política en América Latina, que también se produjo en Guatemala, fue la relación con otras disciplinas antecesoras como el Derecho, la Filosofía y la Economía. Sobre todo, con el Derecho. Si revisamos los nombres de los profesores y los directores del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales, se encuentran abogados y economistas en su mayoría. La proximidad con la Antropología, es igualmente, otro rasgo distintivo de la Ciencia Política en Guatemala. Por ejemplo, en el último número de la Revista Estudios Políticos que edita la comunidad de Ciencias Políticas y Sociales de la URL, integrada por el INTRAPAZ, el INGEP y la propia Facultad, de cuatro autores que escriben, tres son antropólogos.

Esta relación entre la ciencia política y otras disciplinas, aparecía en forma explícita en los objetivos del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la URL, que Ricardo Falla, antropólogo y quien fuera su primer director, al igual que Josef Thesing, su director adjunto, prepararon. Así, dentro de tales objetivos estaban: “realizar en la enseñanza e investigación, el concepto de las ciencias sociales integradas que abarcan la Antropología, la Sociología, la Ciencia Política y la Economía, para ofrecer una mejor asistencia científica a las necesidades del desarrollo integral en Guatemala “ (Revista Estudios Sociales 1, julio 1970). Esta idea de las ciencias sociales integradas, correspondería más o menos, a las actuales del enfoque Interdisciplinario en el abordaje de los fenómenos sociales. Es decir, a un enfoque integrado que tome en cuenta los aportes de otras disciplinas.

Resumiendo entonces, la Ciencia Política apareció en Guatemala en un contexto polarizado y de grandes conflictos sociales. Inició en las dos universidades que funcionaban en la época. Fue promovida por el mismo académico alemán, quien encontró apoyo entre varios guatemaltecos de posiciones ideológicas diferentes y nació dentro de un clima de confianza y de esperanza en la función cognoscitiva y humanizadora de la ciencia, para acercar posiciones y crear un lenguaje común a través de la verdad. Ricardo Falla definió en 1970 con esta frase, la misión del instituto: “ante todo, el espíritu de este instituto ha se ser el compromiso insobornable con la verdad social en Guatemala” .

El Instituto de Ciencias Políticas y Sociales que se fundó en 1969 en la URL, inició sus actividades de docencia de postgrado, en 1970. Tuvo siete directores hasta que se convirtió en 1989, en facultad. Luego de su primer director, el padre jesuita y antropólogo Ricardo Falla, se desempeñaron como tales: José Miguel Gaitán, economista; ¡Héctor Villagrán, igualmente economista; ¡ Edmundo Vázquez Martínez, abogado,(Q.E.P.D.); Alberto Herrarte, abogado (Q.E.P.D.); Carlos Escobar Armas, abogado; y Floridalma Meza, trabajadora social y politóloga. Floridalma Meza fue así, la última directora del instituto y la primera Decana de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales, cuando ésta se fundó en 1989.

El Instituto y la facultad, editaron durante 23 años (1970-1993) 50 números de la revista Estudios Sociales. Esta, junto con la revista Política y Sociedad de la Escuela de Ciencia Política de la USAC, fueron las publicaciones seriadas. Más antiguas de ciencias sociales de Guatemala. En 1994, la revista estudios sociales dejó de publicarse por parte de la facultad. En el 2008, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales logró editar una nueva revista: espacios políticos que lleva dos números y tiene en imprenta, el correspondiente a este año.

El profesor David Altman de la Pontificia Universidad Católica de Chile, a quien ya hemos citado al inicio, señalaba que para 2005, la trayectoria de la ciencia política en América Latina se caracterizaría por diferencias y asimetrías importantes. Así, habría un primer grupo de países, en los que existe una ciencia política plenamente institucionalizada. Por tal se entendería entre otros puntos, otorgar títulos en los tres niveles -licenciatura, maestría y doctorado-, contar con un programa permanente de investigación y con criterios muy estrictos de evaluación, con carrera profesional y académica, así como con condiciones que garantizarían la inserción y el trabajo de profesores y graduados. Estos serían los países grandes: Argentina, Brasil y México.

Un segundo grupo de países en los que la ciencia política ha avanzado, pero tiene todavía un camino que recoger, formado por: Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay y Venezuela. Y el tercer grupo, integrado por el resto de países, en los que el trecho es todavía más largo.

Desde su fundación como facultad hasta hoy, esta unidad académica ha crecido, se ha diversificado y sedimentado. pasó en 1989, año de su fundación el de tener 50 estudiantes inscritos en el campus central y 450 en cuatro sedes regionales (Antigua, Zacapa, Jutiapa y Escuintla) a contar en el años 2009, con 502 estudiantes en campus central y 1,776 en nueve campus y sedes regionales, para totalizar así, 2,278 estudiantes. Actualmente imparte licenciatura y técnico en trabajo social en nueve campus y sedes regionales y licenciaturas en ciencia política y relaciones internacionales en el campus central y en el de Quetzaltenango. En igual forma, sirve desde hace varios años, tres maestrías e imparte otros cursos, diplomados y postgrados. Desde que empezó con su función docente hasta la fecha, ha graduado a 2,407 profesionales, entre técnicos, licenciados y maestros, en todas las carreras que ha impartido.

Además de la actividad docente que la facultad realiza, asociados a ella se encuentran dos institutos: El Instituto de Investigaciones y Gerencia Política (INGEP) y el Instituto de Transformación de Conflictos para la Construcción de la Paz en Guatemala (INTRAPAZ). Por otra parte y con el apoyo de la agencia holandesa NUFFIC, la facultad está realizando juntamente con el INGEP, los trabajos de creación y preparación de condiciones para una oferta docente en administración pública y gestión territorial, orientada a la formación de recursos humanos para fortalecer la administración local, departamental, regional y nacional en el país.

Como parte de las orientaciones que la Rectoría actual del Padre Rolando Alvarado ha dirigido a la facultad, se encuentran que ésta termina de consolidarse como una unidad de formación superior en Ciencia Política, Relaciones Internacionales y Administración Pública, para el desarrollo humano y social. Como parte de sus prioridades la facultad deberá: a.- elevar la calidad, pertinencia e impacto de sus programas; b.- mejorar su incidencia a nivel regional y nacional, c.- superar las insuficiencias en la calidad de atención y en la celeridad de los procesos académicos y administrativos. La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales no será nunca una facultad de masas que gradué cientos de miles de profesionales. Eso, porque ni las disciplinas que imparte ni el mercado que las absorbe lo permitirían. Pero debe ser una facultad altamente comprometida y preocupada con la calidad académica.

Por último hay que reconocer que esta facultad es el producto acumulativo y colectivo del trabajo de varios equipos, que se han sucedido desde 1989 hasta ahora. Que el reconocimiento a su labor es una forma de contribuir a la idea de la institucionalización de la ciencia política en Guatemala; es decir, a la permanencia y sedimentación más allá de la presencia efímera de las personas, al insistir en su aporte permanente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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