Por: Gabriel Estuardo Pineda/Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales
RELACIONARSE Y QUERER SER PROTAGONISTAS
DEL CAMBIO:
UN BUEN COMIENZO PARA LOS FUTUROS ESTUDIANTES DE LA FACULTAD
DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
La práctica de las Ciencias Políticas (en la
que se incluye a la carrera de Relaciones Internacionales) supone
dos condiciones importantes: Desarrollar buenas relaciones interpersonales
y voluntad para ser protagonista del cambio (sea éste
en la familia, la escuela o la misma sociedad).
Las relaciones interpersonales empiezan por una disposición
y apertura para escuchar y entender a los demás. En esto,
la premisa de San Ignacio es fundamental: “… Se
ha de presuponer que todo buen cristiano ha de ser más
pronto a salvar la proposición del prójimo, que
a condenarla…” La tolerancia y el compartir son
imprescindibles para lograr tales relaciones. Ello significa
hacer nuestras las aspiraciones de los demás y compartir
con ellos, las propias. Estar abiertos a las necesidades de
los demás, ver en los otros un reflejo de nosotros mismos
y también una oportunidad de encontrar el MAGIS ignaciano.
Esto es, algo que nos rete a ser más y mejores cada día.
Las “buenas relaciones” nos permitirán incidir
en la realidad; ser protagonistas del cambio. El ámbito
en el que nos desenvolvamos podrá ser local, nacional,
regional o mundial; al final, lo que perseguimos y deseamos
es hacer realidad esta imagen de lo bueno o lo mejor que tenemos.
Quienes somos politólogos o internacionalistas deseamos
convertirnos en “agentes de cambio” y lograr así,
una sociedad y un mundo más justo y humano, para todos
y todas.
Ser agentes de cambio se traduce en compasión; es decir,
en compartir la pasión de los demás. Cambiar el
mundo y hacer lo mejor, hacer realidad aquello que sentimos
y pensamos para un mundo mejor. Todo ello es transformar la
realidad personal, pero también la de nuestra comunidad,
país o el mundo.
Cuando hablamos de cambio muchas veces se piensa en grandes
obras que marquen la diferencia. Para una comunidad alejada,
muchas veces un chorro de agua potable o un teléfono
comunitario son más importantes que cualquier mega obra
que se pueda plantear. Cambiar el mundo es influir en la vida
de los demás y eso es lo que nos proponemos los politólogos
e internacionalistas de la Universidad Rafael Landívar.